Mudarse...

Mudarse de país es una de esas decisiones que te cambia la vida. A mí me ha tocado hacerlo más de una vez, así que créeme cuando te digo que hay cosas que no te cuentan en los videos de YouTube ni en las cuentas de Instagram de nómadas digitales. He tenido la suerte (y el estrés) de vivir fuera de Venezuela en países como Argentina, Chile, Estados Unidos, México y Nueva Zelanda. Y cada una de esas mudanzas vino con su propio combo de emociones, papeles, trámites, sorpresas y aprendizajes.

Así que si estás pensando en lanzarte a esa aventura, aquí te dejo una lista de cosas que aprendí en carne propia y que ojalá alguien me hubiera dicho antes de hacer las maletas.


El papeleo es lo primero que tienes que tener en la mira. Visa, residencia, permisos de trabajo, homologación de títulos, seguros médicos… cada país tiene sus reglas, y más vale que las conozcas bien antes de comprar el pasaje. No des nada por sentado. Por ejemplo, en algunos países puedes entrar como turista y luego cambiar de estatus, pero en otros eso no es tan fácil.

Consejo de oro: revisa siempre la página oficial de inmigración del país al que vas. Y si puedes, habla con alguien que ya haya pasado por el proceso. Nada como la experiencia de primera mano para evitarte dolores de cabeza.


2. La logística: más allá de la maleta

Mudarte no es solo subirte a un avión. Piensa en: ¿Qué vas a hacer con tus cosas? ¿Vas a vender todo, guardar, mandar por encomienda? ¿Llevas mascota? ¿Necesitas certificado de vacunas? ¿Vas a llegar con alojamiento fijo o te vas a aventurar con Airbnb?

Y algo que muchos subestiman: el tema bancario y financiero. ¿Puedes usar tu cuenta actual desde el exterior? ¿Te van a cobrar comisiones absurdas por cada transacción? ¿Vas a necesitar abrir una cuenta nueva en tu destino? No dejes eso para después. Tener acceso a tu dinero es básico desde el día uno.


3. No te mudes con la cabeza en las nubes (expectativas realistas)

A veces idealizamos el país al que vamos. Yo lo hice. Más de una vez. Y sí, puede ser un lugar increíble, pero no deja de tener sus bemoles. Hay burocracia, hay días difíciles, y hay choques culturales que te pueden sacar de onda si no estás preparado.

Por eso, trata de ir con expectativas equilibradas. Infórmate sobre cómo es la vida real allá, no solo la parte linda. Reddit, foros, grupos de Facebook de expatriados… todo eso ayuda a aterrizar.


4. El idioma: no es solo hablarlo, es entenderlo

En algunos países se habla “español”, sí… pero no es el mismo español. Yo viví en Argentina y México y la diferencia cultural y lingüística es real. Y si el idioma es completamente distinto al tuyo (como me pasó en Nueva Zelanda con el inglés), prepárate para sentirte medio analfabeta al principio. Es normal.

Tómate tu tiempo para aprender lo básico. Saber cómo pedir una cita médica o resolver un problema en el banco es más importante que saber cómo pedir un café con leche.


5. Investiga la cultura como si fueras a tener una cita con ella

Cada país tiene su propia forma de ver la vida, de relacionarse, de trabajar y de convivir. Investiga sobre la idiosincrasia local: cómo es la gente, cómo se comportan, qué valoran. Esto te va a ahorrar muchos malentendidos y te va a ayudar a integrarte más rápido.

¿Sabías, por ejemplo, que en Chile es muy mal visto llegar tarde, mientras que en otros países de Latinoamérica hay más tolerancia con los horarios? Son esos pequeños detalles los que marcan la diferencia.


6. Haz un plan, pero no te cases con él

Tener un plan es clave. Saber cuánto vas a gastar los primeros meses, qué necesitas hacer apenas llegues, cómo vas a buscar trabajo, dónde vas a vivir. Pero también es importante tener flexibilidad mental. Porque créeme: las cosas nunca salen tal cual como uno las planea. Y está bien.


En resumen…

Mudarte de país puede ser una de las mejores decisiones de tu vida… si lo haces con los ojos bien abiertos. No es fácil, pero sí es posible. Y si lo haces bien, te va a transformar para siempre.

Desde mi experiencia, cada país me enseñó algo distinto y me hizo crecer de formas que no imaginaba. No hay una sola forma de hacerlo bien, pero sí hay muchas formas de hacerlo mal. Espero que con estos consejos, te acerques un poquito más a una mudanza más consciente y menos traumática.

¿Tienes dudas? ¿Estás planeando tu mudanza? Escríbeme, feliz de ayudarte.

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